El cuerpo consume determinada cantidad de alimentos a lo largo del día
que le aportan una caloría, es decir, energía que es usada para las funciones
de todas las células del cuerpo. Las mismas demandan sustancias y energía de
forma permanente.
Un concepto que se ha descubierto sobre el metabolismo energético
corporal, es que todo el exceso de energía que se obtiene, tanto del producto de una ingesta abundante de alimentos
o por una reducción en el gasto, es trasformado en grasa.
La grasa corporal es la forma de
almacenamiento de la energía, que se guarda para cuando sea necesaria su
utilización. Este funcionamiento es innato de los animales superiores,
situación que no somos ajenos, constituyendo un mecanismo adaptativo para
sobrevivir en caso de falta de alimentos.
Si la alimentación contiene un exceso de
azúcares, proteínas, grasas o calorías aportadas por el consumo de alcohol es
indistinto, porque todo el exceso del metabolismo se transformará a grasas que
se almacenará en el tejido adiposo. En esta concepción es que se basa la
importancia de realizar un tratamiento integral contra la obesidad que se base
en no sólo disminuir la ingesta calórica de los alimentos consumidos sino en
aumentar el gasto energético a través del ejercicio físico regular.
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